Miedos y relajos del embarazo

 En un primer boceto, cuando hago el punteo pre-escritura, los temas rondaban más en torno a la experiencia del embarazo y la artritis que al embarazo mismo. Luego al hacer el overview de todo, me di cuenta que sobre lo que más he tenido pensamientos son las razones por las cuales mi cuerpo decidió de manera casi independiente de mi conciencia el quedar embarazado, aún en contexto covid-acabo de mundo y fin de año e incertidumbres extremas.


Así que bueno, haré una mezcla de todo siendo más fiel a la manera en que en la actualidad proceso mis pensamientos y sentimientos, modo juguera. Sepan disculpar si les pierdo un poco.

Primero me quiero referir a esta cuestión involuntaria que dije sobre mi cuerpo decidiendo por mí, el quedar embarazado. Una amiga me preguntó hace poco si yo quería ser mamá o si este era un evento no planificado y/o deseado. La verdad es que lo pensé bien poco al responder y le dije que en este momento pandemia tan prolongado, mi YO se había relajado acerca de conquistar al mundo y ese declive en el deseo de dominación y poder había dado pie para que esta vida externa, ahora interna, se haya colado y ahora sea un feto que vive dentro de mí. Quizá no lo dije con esas palabras pero esa fue mi respuesta, ahora me explico: La verdad es que yo nunca enuncié mi deseo de ser mamá, nunca lo abracé ni tampoco estuve cerca de querer casarme ni tener una vida muy normal. Mi vida giraba tranquilamente hasta ahora en torno principalmente a mi carrera, mi trabajo y las mil y una maneras de ser feliz a través de lo que soy porque hago lo que hago. También amo estar con mi familia, me gusta mi casa incluyendo a la relación intensa y chistosa que tengo con mi pololo y gato, me gusta escuchar música de todos los tipos, viajar, explorar realidades distintas a la mía en el contacto con mis clientes y amigas/os, en resumen, no estaba pensando en procrear como un complemento de mi existencia, consciente eso sí del subtexto social y natural de que los años pasan y ya a los 37 me estaba quedando sin mucho tiempo para decidirlo.

La cosa es que tampoco me había parado a pensar en profundidad el por qué de ese desdén a formar una familia y no es que la idea de la familia me desagrade, al contrario, soy muy feliz cuando una amiga o mi propia hermana me dice : "weona estoy embarazada o me voy a casar" es solo que yo no lo pensaba para mí. 

Este 2020 con todos sus infinitos momentos CHAN!, llegó para hacerme todas las preguntas imaginables y durante los 7 meses que estuve sin trabajar me dediqué, al principio a regañadientes por no querer mirar al interior de mis demonios y deseos, a tomar terapia una vez a la semana y aún estoy en eso. En el camino de las sesiones, junto a Héctor, mi psicólogo (que se llama igual a mi hermano y a mi papá lo que de inmediato me da una sensación de confianza, cosa rara) hemos estado escudriñando en el tema obvio de la familia, cómo me constituyo como persona dependiente de ese seno y cómo me proyecto también en una independencia potencial. 

Para ponerles en contexto, yo nací en una familia disfuncional como todas las familias de clase media de los 80, pero además, de mi familia yo percibía la particularidad de estar formada por una mamá muy empoderada e independiente, llegando a ser una unidad individual dentro del núcleo, un papá muy atento, trabajador y de poco carácter y unos hermanos disímiles, divertidos y creativos con los que formamos una especie de cofradía que se mantiene hasta hoy. La cosa es que mi mamá, que fue la que tomó el mando en la exigencia, entrega de valores y educación, nos transmitió desde muy chicos sus muy malas experiencias de embarazo y crianza en desmedro de una vida emancipada y, quizá debido a eso, nunca nos programó para ser personas que se reproducen sino más bien para ser personas autovalentes y capaces, que fueran lo suficientemente eficientes como para poder sobrevivir en un mundo despiadado y solitario. Suena terrible la cuestión, pero al final mi mamá no estaba tan equivocada, creo que es cosa de perspectiva (y dadas las circunstancias actuales tampoco la culpo por su visión apocalíptica del futuro). Yo fui creciendo junto a mis hermanos sin jugar a las muñecas como si fueran guaguas, sino a las Barbies que se vestían bien y salían a tomar té con las amigas y tenían conflictos con los Ken que siempre daban problemas o teníamos restoranes en donde invitábamos a nuestros vecinos a probar nuestras deliciosas empanadas de hojas de enredadera con tomates de ligustrina o éramos locutores de programas de radio que aun tengo grabados en algunos cassettes que ahora atesoro.

La herencia de las expectativas familiares por un lado, me dieron la excusa perfecta para hacerle el quite  al matrimonio y los hijos en mi edad ya más adulta, la edad de merecer que le dicen. Nunca fui capaz de decir "quiero ser mama" porque ser mama era haber claudicado en mi profesión y en lo que se suponía ser una mujer independiente y exitosa. De la misma manera en que siempre quise ser profesora pero la sola enunciación de mi deseo de ese trabajo de mal pago era la declaración de un fracaso y de una decepción para mi familia. Por otro lado está mi enfermedad. Cuando yo tenia 25 años y después de unas crisis muy extrañas de dolor en mis manos y millones de exámenes, me diagnosticaron la artritis reumatoide en su variante "juvenil". Mi familia nunca cachó muy bien como apoyarme y simplemente no se hicieron cargo de acompañarme, así que desde ese tiempo he lidiado con esto sola y autosuficiente como fui programada, sin quejarme mucho. En una de las primeras consultas con una reumatóloga del Hospital Regional en Rancagua me dijeron que si no seguía los tratamientos al pie de la letra, a los 30 años sería una persona inválida en silla de ruedas y que nunca iba a poder ser mamá ni menos tomar una guagua en brazos con mis manos deformes, lo que causó tanto impacto en esa María de 25 años recién egresada y con un montón de proyectos, que fue lo primero que le dije a Héctor cuando comenzamos la terapia este año: Yo no puedo y no se si quiero ser mamá.

El día que me hice el test ya tenia 7 semanas de embarazo. Yo estaba aterrada y aliviada porque había quedado embarazada sin haber tomado ninguna decisión consciente. Me puse feliz altiro y con Félix, mi pareja, nos tomamos una botella de vino al seco. Luego le conté a mis hermanos y a mi sobrina y después a mi papá. A mi mamá tuve que contarle en persona al día siguiente y por suerte mi hermano me acompañó para aplacar cualquier reacción. No quiero que se malentienda la relación que yo tengo con mi mamá, yo la quiero mucho y ella tb a mi y tooooodas las terapias me han servido para entender que ella es una persona como cualquier otra aparte de ser mi mamá con todas sus complejidades y conflictos personales, pero yo temí su reacción porque entiendo que para ella la maternidad no necesariamente es una buena noticia y de alguna manera no quería causarle un sobresalto y de paso hiriera mis sentimientos hormonodependientes y fluctuantes. 

Al día de hoy tengo 17 semanas y 5 días de embarazo y todo el miedo que le tenía a la maternidad ha desaparecido porque de a poco dejé de sentirme responsable por cualquier opinión o sensibilidad que no sea la mía propia. Al parto si le tengo miedo, pero quien no! si una se raja entera y todo eso pero me reconforta saber que es solo un momento y que fuera del impacto, el dolor es pasajero.

Creo que a lo que más le tenia miedo era a pasarlo mal y todo de una vez, como cuando uno relata una historia y cuenta el resumen y los highlights. Yo pensaba que el embarazo era así, puros highlights de vómito y dolor articular, pero no. Resulta que al parecer la misma guagua tira unas hormonas mágicas antiinflamatorias que hacen que uno sobreviva el embarazo con dosis mínimas de drogas, lo que para mi ha sido realmente un milagro. Hasta un par de meses antes de quedar embarazada yo estaba con dosis de metotrexato semanal en formato inyección de 15mg (el metotrexato es una droga que originalmente se usa para el tratamiento del cáncer y es altamente teratógeno, o sea que causa malformación en las guaguas), que dejé porque se me acabaron y simplemente no compre más (de ahí que digo que la decisión no fue consciente pero quizá mi cerebelo ya estaba planeando la guagua antes de yo saberlo), también me inyectaba Humira que es el medicamento que me dan por la Ley Ricarte Soto y que ahora  tuve que suspender porque no hay evidencia de que sea inocuo totalmente. Ahora estoy solo con una dosis de 8mg de Medrol diarios, que es el corticoide que llevo tomando por años y que no me genera ningún malestar.

Con el trabajo también todo bien, me he estado adaptando a nuevos ritmos y pasadas las náuseas del primer trimestre ya no siento mucha diferencia de tener a la guagua adentro o no, solo que me canso un poquito más rápido y me da hambre mas seguido también. En este momento como que no se cacha bien si estoy hinchada de chela y pan con queso o es una guata de embarazo. Entendiendo que la guagua va a cambiarlo todo, no tengo ningún temor a dejar de trabajar porque me encantaría tomarme todo el tiempo que sea necesario para aprender de este proceso con todo lo bueno y lo malo que se viene y me lo estoy tomando con una cierta emoción académica, como si estuviera matriculada en un Máster en María siendo mamá.

Contra los miedos y si me permiten un consejo para las mujeres que están pasando por un embarazo de primerizas reumáticas como yo, es que no presten tanta atención a lo que dice nadie, pues la experiencia de la maternidad es tan particular como cuando a cada una le pasan cosas distintas cuando le llega la regla y tener una enfermedad autoinmune no supone de por si un calvario obligado. "Ojalá no pierdas la forma ni la cintura", "aprovecha de descansar ahora porque después olvídalo", "espérate a cuando la guagua se mueva y no te deje dormir", "cuando la guagua sale los dolores vuelven", "tuve nauseas los 9 meses y un parto espantoso", son frases que las personas dicen sin medir los efectos que generan en una mama primeriza y ansiosa. Las hormonas y los cuerpos son distintos y tambien las expectativas y las personas en las que una se apoya así que por último cuando me dan las crisis, que por cierto no desaparecen por completo, ya no me siento tan desamparada o inútil como antes porque tengo ahora la templanza que me confiere la responsabilidad para con un otro que viene en camino y eso queridas mías, cambia todas las prioridades.

Las leo si quieren comentar! y suerte a todas las que están en el mismo proceso :)

María.





Comentarios

  1. Felicidades por bebesite que viene en camino! Fui mamá hace poco más de un año y realmente ha sido bkn! Cómo dices, se siente como haberse matriculado en un máster, es mucho el conocimiento que se adquiere, tanto de bebé, sobre una misma y la relación que se genera madre e hije. Como todo en la vida tiene sus momentos difíciles, cuesta sobrellevarlos pero nos hacen más fuertes! Es cuático cómo uno se da cuenta todo lo que es capaz de hacer, sobre todo si previo a tener hije hacías muchas cosas, ahora conocerás tu verdadero potencial.

    Respecto a lo que comentas de que el embarazo ha apaciguado el dolor, es muy cierto!! A mi me pasó, previamente sufría de muchos malestares, sobre todo de la zona pélvica, estuve muy jodida por un proceso inflamatorio pélvico que luego me dejó con dolores crónicos intensos, aprendí a convivir con el dolor aunque a veces me superaba. Me embarazé y todos los dolores se fueron! Ahí volví a recordar cómo era vivir sin dolor, gracias a las hormonas!

    Disfruta mucho cada etapa, recuérdalas que aunque suene cliché, de verdad pasa muy rápido el tiempo!

    Como consejo para enfrentar el miedo al parto, que por cierto todas lo sentimos; infórmate muy bien sobre el parto respetado, busca profesionales que te guíen desde ahora, eso te dará tranquilidad.

    Un abrazo.

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    1. Gracias Caro! Si, estoy en el proceso de informarme de a poco, tratando de no llenarme de info para todo pero de a poquito ir aprendiendo.
      Lo de las hormonas es super loco, yo que había tenido siempre crisis bastante seguidas ahora tengo dias en los que hasta se me olvida tomarme el medicamento. Mi artritis es super severa pero por suerte el guaguito me ha ayudado bastante!!!! Ojalá siga asi, y si no, igual agradezco haber podido recordar tb lo que significa vivir sin dolor, al menos durante un tiempo.
      Beso!!!!

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  2. Que linda! Que livianito de leer, imagino que el cuerpo sabe y actúa de una forma en que nosotras entenderemos a los meses después, tengo 31 y ando tranquila por la vida esperando el momento... dejé los anticonceptivos desde el primer día de agosto, no quiero seguir postergando la maternidad. Trabajo en el área salud y sí, siempre hay mujeres con dotes de consejera fatal que te cuentan la peor parte de sus historias, que les dolió, hasta donde se rajó, todas las noches sin dormir, los puntos desde donde sale la guagua hasta la clavícula, pero que va! cada embarazo; según yo es un entre paréntesis (la forma de la panza me acompaña en la idea) desde que sabes vives diferente y es genial que no te importe la opinión mala leche de las demás mujeres crueles y dueñas de su verdad. Saludos desde Conce.

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  3. Que lindo leer tu historia. Acá con 27 semanas y un primer trimestre bastante intenso, pues en mi decisión primera de no tener a bebé me hice un aborto de miso, guiado con una gine feminista, que parecía haber sido efectivo según la eco de confirmación, pero el Lautaro quería quedarse a como de lugar y un mes después del procedimiento bebé estaba bien formadito, sanito, de 12 semanas y creciendo a todo ritmo. La escena fue de película, entre la doctora, mi pololo y yo incrédulos por este bebé pandemial, y la felicidad inmediata de Cristóbal de saber que todo estaba bien me ayudó para ir contagiàndome de su entusiasmo por la aventura que se venía. Por otra parte, en febrero cuando mi gata se paseo todo un mes por Santiago y viví su ausencia, empecé terapia, la que continúa y sin el apoyo de la Pati todo este proceso de saberme embarazada, abortar, asumir que resultó, enterarme que no resultó y asumir y hoy amar mi proceso de maternidad, habría sido mucho más difícil. Le pusimos Lautaro por guerrero y estratega, porque sí que nos la hizo anecdótica, y me ha enseñado que las cosas cuando deben suceder, pues suceden, tal como cuando conocí a su papá y tal como se han abierto los caminos en esta vida pandémica. Gracias por compartir tus historias, es cierto sobre que una misma va descubriendo la maternidad pese a toda avalancha de consejos, comentarios, advertencias y al igual que tú hoy por hoy lo único que me inquieta es el parto y rajarme, pero también confío en mi cuerpo, el que he aprendido a amar y escuchar. Cariños

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    1. Dani que jevi tu Lautaro! se paso que quería quedarse y se quedo no mas :) me imagino el shock de verlo ahi muy tranquilo. Si, este proceso es suuuper intenso y tambien para mi ha sido un camino de querer mi cuerpo como nunca antes. El otro dia me paso que me puse una polera que me queda como peto (antes de estar embarazada jamas me la habría puesto!) y pensé: estoy embarazada asi que nadie me puede decir nada. Un segundo después me rete a mi misma y dije, en realidad NUNCA una debería permitir comentarios sobre lo que puede o no puede hacer, pero antes del embarazo, o sea antes de tener una excusa para andar asi de confiada en mi cuerpo redondo, jamas me habría atrevido a mostrar la guata o a ponerme petos por temor a verme "mal". Son detalles, pero esas cosas son las que me hacen reflexionar y extrapolar a millones de otros temas del autoamor.

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  4. Curioso lo de como el bebé cambia las enfermedades crónicas. Tengo asma y durante el embarazo no tuve nunca una crisis, ni siquiera molestias, nada, no tuve que usar inhalador durante los 9 meses de embarazo. Ahora mi bebé tiene 4 meses y pucha, estoy ocupando el salbutamol varias veces al día. Espero tu embarazo sea sano y el parto sea sin novedades. Saludos!

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