De cómo va la cosa en estos 4 meses

Y nació Manuel.

Me parece mentira que ya hayan pasado 4 meses desde que comenzó la vorágine que ha significado todo este proceso, sobre todo porque desde el día 1 he estado pensando en escribir este texto pero no había encontrado el momento. Entre pañales con caca y siestas con olor a guagüita se me van acumulando los eventos como montañitas de acontecimientos que no quiero olvidar, así que bueno, no le doy mas vueltas, aprovechemos que Manuel se acaba de tomar 8 litros de leche y comencemos.

La preeclampsia: Síntomas y resultado de cesárea de emergencia

Creo que la última vez que me dieron ganas de escribir fue de rabia porque quería contar mi experiencia con la imposibilidad de comprar el bono PAD teniendo enfermedad preexistente y menos de 37 semanas de gestación. Recuerdo que fue un balde de agua fría enterarnos, ya bien avanzado el proceso de cotizaciones, que con artritis reumatoide no iba a ser posible comprarlo a pesar de que mi artritis ha estado muy buena onda últimamente y empezó una especie de remisión por el embarazo. Con eso en mente las alternativas se reducían a clínicas como la UC, la Clínica Santa Rosa, la Indisa o como última opción el Hospital Luis Tisné, que es el que me correspondía por comuna. Digo como última opción porque de todos los establecimientos posibles, era el único en carpeta en donde por ser del sistema público las políticas COVID no permitían acompañamiento de ningún tipo, no visitas, pensionado con sala de recuperación privada ni nada por el estilo, lo que me ponía muy nerviosa por ser mamá primeriza con ganas de tener parto normal, vaginal y respetuoso y demás expectativas del parto para las que me había estado preparando.

Neófita total en guaguas, compré tutoriales de parto natural en video (que ni alcancé a ver enteros), me leí un par de libros en donde hacían hincapié en que la manera de nacer afecta el apego, que el parto vaginal era determinante para el correcto desarrollo del niño y hasta decían que era placentero para algunas mujeres, hice lives con una amiga experta en infancia no sabiendo ni qué preguntar y un sin fin de cosas tratando de prepararme para lo que se venia. Tenia en ese entonces 34 semanas.

La mañana del dia 16 de abril, antes de mi baby shower pandémico con un aforo de 2 amigas (qué pena! jajaj), fui a cotizar mi parto a la Clínica Santa Rosa con un doctor que me habían recomendado porque tenía experiencia en partos de mujeres con Artritis y pensé que en una de esas se la jugaba por autorizarme el Bono Pad. Muy porfiada y entusiasta, quería agotar todas las posibilidades de tener un parto acompañado, seguro y no tan carísimo como en la UC o la Clínica Indisa, en donde me lapidaron con la suma de 5.000.000 de pesos por un parto sin Isapre.

Entré a la consulta del doctor, le mostré mis exámenes, me tomo la presión y me dijo: Maria yo feliz te atiendo pero en esta Clínica no tenemos la infraestructura ni el equipo para manejar un caso como el tuyo, no podemos hacerlo. Ahora ándate de urgencia al Luis Tisné porque estás cursando un cuadro de preeclampsia. Ya doctor, pero puede ser el lunes? hoy tengo mi baby shower más tarde. Me levantó una ceja y me dijo: AHORA.

Asi que partimos. 5 de la tarde y estaba en el Luis Tisné con diagnóstico de Preeclampsia Severa, sin celular, carnet ni más posesiones que mi aro de la nariz, literalmente Félix se tuvo que llevar hasta mis calzones de vuelta a la casa y avisarle a mi familia que me habían internado de urgencias. Yo no entendí que el doctor me estaba derivando por la presión, ni menos que existía algún problema con sentir dolores de cabeza, escuchar pitos o ver luces porque pensé que eran síntomas normales del tercer trimestre, mas no. Cuento cortísimo, me ingresaron el viernes, a Manuel me lo sacaron por cesárea el sábado y me quedé hospitalizada por una semana con criterios UCI en la sala de recuperación de maternidad (porque los pisos UCI estaban infestados de COVID) y un par de días mas en la sala de puerperio. 10 días en total aislamiento y 20 días para Manuel entre UCI de Neonatología y sala de recuperación hasta que llegara a los 3 kilos y aprendiera a succionar, que era el criterio de alta de prematuros.

El proceso que ahora soy capaz de resumir en 3 líneas en verdad para mí fueron como 3 años, en los que temí por mi vida y la de mi cachorro prematuro y frágil. Hora tras hora y con una sonda metida en la vejiga y vías venosas en ambos brazos, me vi enfrentada a conversar con todos mis demonios y expectativas de lo que yo quería que fuera mi experiencia de parto. En esos 10 días viví la vida con una intensidad que no conocía porque la verdad es que nunca, ni con la peor crisis de artritis (y eso que he tenido de aquellas) había sentido tan fuertemente la presencia de la muerte y el miedo, más que nada porque estuve sola durante todo el proceso y, a la vez que me sentía débil y abatida, quería vivir para conocer a Manuel.

Durante los primeros días de mi hospitalización la ignorancia me jugó a favor porque no tenía celular para googlear absolutamente nada de la preeclampsia, así que me entregué a ciegas pero con confianza a todos los cuidados y tratamientos a los que me sometieron. Tuve mucha suerte y estaré eternamente agradecida de todas las personas en el hospital, porque realmente supieron ser la única contención en esos días de incertidumbre atroz. Finalmente la ultima opción y la que estuvo completamente fuera de mi control, fue la mejor. 

Llegamos a la casa y qué hacemos con una guagua?

Esa pregunta, a la que yo le tenía pánico y me parecía un abismo, se va contestando de a poco por suerte. A punta de teta, trabajo compartido con Félix y largas jornadas diurnas y nocturnas de empezar a conocer a Manuel, ya llevamos 4 meses y puedo decir que hasta ahora, casi todos mis miedos relacionados a la maternidad del tipo "Se puede arreglar el asunto del apego si ni vi a mi guagua cuando nació? y si me cae mal la guagua? Se puede dar teta si nadie en mi familia lo hizo?", se han disipado de a poco.

Cuando estaba embarazada una amiga me dijo: "tranquila, a ti que te gusta estudiar, tómate la maternidad como si estuvieras haciendo un Master" y ha sido tal cual. Las guaguas viven con crisis, brotes y más crisis, pero si una se va anticipando e informando no es tan malo y se vive día a día, por lo que ha sido menos abrumador de lo que siempre pensé. Lo que más me ha pegado a nivel de cansancio mental y físico es la crianza sin mucha red de apoyo y encima en pandemia, lo que se traduce en el cotidiano en muchas horas de estar sola y no tener mucho a quien preguntarle cosas como qué es mejor echarle a la guagua en el poto cuando esta irritado, cuántas gotitas de paracetamol para la fiebre o cómo se les corta el pelo la primera vez jajaja o millones de cosas así, que parecen de lo mas ridículas pero son dudas que se viven como de vida o muerte cuando el bienestar de la guagüita depende de uno. 

Por otro lado, también en estos tiempos le he tomado real peso a la importancia de continuar con mi terapia con el psicólogo, ir a comprar el pan sola para respirar un rato y hacerme cariños simples como teñirme el pelo o salir a tomarme un café con amigas para seguir sintiéndome yo. 

Volver a trabajar y los tramites del postnatal

Cuando me enteré que estaba embarazada me propuse tener un postnatal tranquilo y en abundancia, por lo que comencé a pagar mis imposiciones por un monto mucho más alto de lo que pagaba antes como independiente, pensando además en decidir libremente el momento de volver a trabajar.

Una vez cumplidas las fechas, me empezaron a llegar los depósitos de la licencia postnatal pero con montos bajísimos así que un día que me levante de muy buen ánimo fuimos al Compin personalmente para aclarar el error. Llegué a las oficinas y un señor me atiende y me dice que no, que los montos están correctos porque Fonasa hace un calculo considerando el sueldo que uno tiene 3 meses antes de la concepción de la guagua y 3 meses antes de que nazca, y le pagan a uno el postnatal según el monto más bajo, o sea, en mi caso, el del sueldo mínimo por el que cotizaba antes de "subirme el sueldo" cuando me enteré que estaba embarazada. Todo esto lo hace el sistema para justamente evitar que las mamás traten de mejorar su situación una vez que se enteran del embarazo.

En ese momento sentí que me volvía a dar un ataque de preeclampsia y le dije: señor no le puedo creer lo que me esta explicando y con los ojos llorosos de rabia del dragón me trague una bola de saliva como un ladrillo con púas calientes. Me dijo así es, porque el embarazo no se paga de la misma manera que "las otras enfermedades", en las que una recibe el monto del mes anterior a la licencia. Así que bueno, pronto volveré a tatuar porque necesito volver a encontrarme con el oficio que tanto me gusta, pero también porque tengo que hacerlo como consecuencia de que este sistema es realmente injusto y desbalanceado con las mujeres, sobre todo en estos momentos de tantos cambios y ajustes personales y sociales, que es cuando una mas lo necesita. 

A este respecto, siento la necesidad imperiosa de pedirle a todas las personas que lean este texto ya sean hombres, mujeres embarazadas, amigas o familiares que se informen, que pregunten y se asesoren con los temas de Fonasa, bono pad, pre y postnatal, para que se ahorren malos ratos que pueden sentirse como reales cachetazos de realidad e injusticia. Hay asistentes sociales en los municipios que pueden ayudar, cuentas de Instagram como "Mama jurídica" en donde se puede sacar información o foros en los que una puede ir preguntado temas relacionados con los derechos de la salud y previsionales.

Mucha tranquilidad, paciencia y previsión para todas las que se están embarcando en este proceso inusitadamente intenso y bonito. En los comentarios les puedo contestar algunas dudas desde mi experiencia también, así que pregunten con confianza no más.

Un abrazo con mucho ánimo, caquita y vómito de leche,

María