Lo real y la imagen. Participé con unas témperas y un texto en esta Expo

 Hace unos meses recibí una invitación a participar en una expo de características muy especiales. 

En primer lugar, la expo "Lo real y la imagen" estaba curada por Fernanda Aranguiz, compañera de Universidad en la UC y colega en el Taller Nube en donde hice clases a niños por muchos años y es un espacio muy querido para mi. En segundo lugar todos los invitados, incluida la Feñi, eran de Rancagua ya que era financiada por un fondo regional del Ministerio de la Cultura y en tercer lugar y lo mas extraordinario de todo (en el sentido de lo grato e inesperado), pagaban! 

Me dispuse a buscar algo que mostrar y la verdad es que solo conversando con la Fernanda logre darle valor (y a duras penas!) a algo en lo que estoy trabajando hace unos meses/años, pandemia e hijo mediante: mis ilustraciones de Flora Tóxica. Es bien increíblemente como es que este trabajo tan querido e intimo, a mis propios ojos no era "digno" de ser expuesto y recién hoy, leyendo el hermoso texto de curaduría de la expo, logre darle el lugar que se merece, al menos en mi corazón. Gracias Fernanda por la invitación y por mostrarme ese valor de obra y de artista en donde yo no lo vi. 

Les invito a leer su texto y también les dejo el mío y las ilustraciones.

Si quieren ver el catálogo completo con las obras de los otros artistas esta acá.

María.


Texto de presentación de obra 

por María León

La selección de ilustraciones que conforman la serie son a la vez ilustraciones botánicas y diseños de tatuaje y fueron realizadas como parte de un proyecto editorial, aún en proceso, llamado "Flora Tatuarum, TOXICA". Dicho proyecto será el segundo tomo del libro "Flora Tatuarum, flores tatuadas para colorear" publicado por Editorial Isla Elefante en 2017.


"Flora Tatuarum, TOXICA" es un libro de ilustración botánica para colorear que contiene 20 ilustraciones de especies, presentes en Chile, recientemente clasificadas como letales por el Instituto de Salud Pública de Chile. Pensado como un proyecto editorial con fuerte carácter pedagógico, busco que a través del ejercicio de observar y colorear las ilustraciones de las diversos ejemplares botánicos (muchas de ellas ornamentales y domésticas) el público pueda identificar sus características cromáticas y morfológicas, lo que podria ayudar a evitar su consumo u otro tipo de riesgo de contacto y/o manipulación.
Tanto mi interés por la ilustración botánica como por el tatuaje, son resultado de un ejercicio personal de re descubrimiento de la observación como práctica artística y la aceptación de que los procesos creativos y sus resultados bien pueden recoger y enaltecer primarios oficios como el dibujo sin pretender el estatus de obra. 


A pesar de haber tenido siempre un gran interés personal por la gráfica y la pintura, como artista profesional desarrollé mi obra en torno al cuestionamiento de los espacios de exhibición, la performance, la gestión cultural y otros temas más bien de "estetica relacional" y que poco tenían que ver con los oficios. Aún más y luego de muchos años de dedicarme a la gestión y a la pedagogía, el dibujo se había transformado para mí en un pariente pobre de las grandes Artes, más que por una apreciación personal, por una especie de aceptación del status quo del arte contemporáneo, su producción y sus mercados. 
Sin embargo, una vez que aprendí a tatuar me enfrente a un re encuentro gozoso con el espacio taller y con la técnica del dibujo lo que pronto devino, en mi práctica artística, en la conjunción de la ilustración botánica como tema y el tatuaje como oficio. Las preguntas: ¿Es esto arte? ¿Cuál es la definición de mi quehacer? se han ido desfigurando a medida de que he dedicado mi tiempo a estudiar y apreciar la noble lentitud de la Ilustración botánica  y además me he adentrado en las dificultades técnicas y conceptuales del tatuaje mismo, como ejercicio de grabado indeleble en la piel del cliente/lienzo y todas las complejidades que esto implica, desde lo más práctico a lo más poético, alcanzando diversos e impensados niveles de profundidad.
Luego, mi acercamiento al público a través de mis libros para colorear abren una nueva arista de contacto con mis intereses, más bien ligados a un sentido pedagógico y comunicacional en el cual mi producción artística-gráfica de alguna manera vuelve a rozar lo relacional y potencialmente sirve a una comunidad específica.

  "Digitalis purpurea"
Año 2020
Témpera sobre papel
Cada imagen mide 21,5 x 30 cm en papel Canson 160g.

 "Aristolochia chilensis"
Año 2020
Témpera sobre papel
Cada imagen mide 21,5 x 30 cm en papel Canson 160g.


 "Abrus precatorius"
Año 2020
Témpera sobre papel
Cada imagen mide 21,5 x 30 cm en papel Canson 160g.


Lo real y la imagen

por Fernanda Aránguiz


Una parte de la realidad de los grupos está hecha de imágenes (...) estas

imágenes aseguran la continuidad cultural de los grupos, y son perpetuamente

intermediarias entre su pasado y su porvenir: son tanto vehículos de experiencia y

de saber como modos definidos de expectativa.

Giblert Simondon

No existe lo real sino a través de la imagen. Es decir, de la representación. Ya sea en base

a letras, palabras, colores, formas, tangibles o abstractas, concretas o imaginarias, es

mediante imágenes que nos vinculamos a lo que conocemos como real. Sin embargo, al

mismo tiempo, no es posible otorgar a algo la cualidad de real sin antes haberse quebrado

o, al menos, cuestionado su imagen.


La imagen del artista, por ejemplo, ha sido durante varias épocas (y en ciertos circuitos lo

sigue siendo) la de (1) quien hace arte u obras de arte, (2) ejerce un oficio, (3) se presenta

ante un público –o todas al mismo tiempo. Y a su vez "La obra de arte se entiende

tradicionalmente como algo que encarna el arte en sí mismo, que lo hace inmediatamente

presente y visible." (Groys, 2008, p. 52). Hoy, en medio del sinfín de reflexiones, intentos,

éxitos, fracasos y cuestionamientos propios de la postmodenidad, especialmente en

contextos como el latinoamericano, lo real ha superado la imagen. Habitando el fin del arte,

luego de un no-tan-largo proceso de ensayos y preguntas, la imagen del artista (y, por ende,

del arte) es otra.


Comencé a pensar en esto hace varios años, en uno de mis primeros intentos por escribir la

presentación de mi trabajo para alguna exposición o algo así. La obra es lo que une dice de

ella, me había dicho una profesora en la Escuela de Arte, y acordarme de eso era algo que

me tranquilizaba y me preocupaba al mismo tiempo. ¿Qué digo de mi obra? ¿Qué digo de

mí? Desde hace varios años mi investigación artística había derivado de la materialidad del

libro a la del lenguaje (del artefacto al proceso), cuestionando a su vez lo que estaba

entendiendo por arte, por investigación, por obra, por libro, por escritura. Entonces, mis

libros de artista se transformaron en publicaciones y yo, de artista visual que escribe y hace

libros, a artista publicadora. Y esto, ¿dónde me ubica?


En general, mis amigas y amigos artistas tampoco son artistas en el sentido de aquella

imagen. Desde dentro, el cuestionamiento sobre 'qué es ser artista' parece algo al mismo

tiempo omnipresente y obsoleto. La verdad es que en Chile nadie se dedica sólo a ser

artista, con excepción de algunos casos fácilmente enumerables, y me atrevería a pensar


que esta afirmación define la actividad de artistas y creadores locales desde el principio de

los tiempos. Cuando escribo que nadie es sólo artista, lo que digo es que quienes

desarrollamos actividad en este y en varios otros ámbitos creativos, no nos dedicamos sólo

a crear obras, sino también a enseñar lo que sabemos y a aprender lo que no, para poder

así desarrollar un espectro de conocimientos y habilidades que nos permitan subsistir.


A la manera en que los miembros de Oulipo establecían restricciones formales y estilísticas

para desarrollar obras literarias, buscando encontrar la máxima libertad en la máxima

restricción, me parece que en Latinoamérica y en Chile hemos aprendido a productivizar la

falta de recursos de todo tipo en el ámbito creativo, cuestión que se ha transformado en

definitoria y determinante del campo artístico local. A nivel nacional esto responde

especialmente a problemáticas políticas y geográficas, que en las otras regiones que no son

la Metropolitana tienen un peso y una incidencia aún mayor.


Crecí en la ciudad de Rancagua, Región de O'Higgins. A pesar de que mis padres se

preocuparon y esforzaron por pagar y entregar lo que ellos consideraron la mejor educación

posible, no supe del arte contemporáneo, las vanguardias artísticas y Duchamp (por

nombrar algunos hitos fundamentales de la Historia del Arte) hasta que me vine a Santiago

a estudiar en la universidad. Y me parece que mi experiencia no es tan poco común. Acaso

sea por eso que, si bien no se trata de una característica exclusiva de quienes nos

dedicamos al arte y provenimos de esta región, ni mucho menos de Chile, junto a los 10

artistas que forman parte de esta curatoría hemos desarrollado lo que puedo llamar un

trabajo artístico en torno a lo real.


Este real guarda relación, entre otras cosas, con el cuestionamiento de la antes mencionada

imagen [del arte y del artista], y con los términos y definiciones asociados a lo que

realmente es y significa dedicarse a ello hoy en día. El surgimiento de una especie de

desconfianza en relación a la figura del artista, que se remonta a la actividad de los años 70

en Chile y el resto de Latinoamérica, generó que el ámbito artístico actual haya dejado de

ser un área disciplinar y se haya transformado en una práctica y en un campo de

experimentación, provocando la expansión de los límites de lo que es el arte y de lo que

puede ser una obra. Así, lo artístico no se reduce ni es necesariamente algo hecho por un/a

artista, sino que más bien tiene que ver con un quehacer creativo que se entiende como

artístico por su metodología (constituir una práctica), y que encuentra gran parte de su 'valor

artístico' en la vinculación a actos de des-aprendizaje, permeabilización, flexibilización y

desborde de los tradicionales límites disciplinares.


«Lo real y la imagen» surge de ese fenómeno, y se compone de obras combinan formas y/o

categorías que usualmente en sí mismas constituyen una obra, y que al mismo tiempo

expanden la noción y uso del término más allá de lo artístico hacia otras áreas y otros

procesos, y se plantean como interdisciplinarias ya sea por su resultado y conformación

material, como por su origen o el lugar desde el cual fueron producidas. En otras palabras,

se trata de propuestas que, habiendo sido realizadas por alguien que encarna la imagen de

un/a artista, materializan un real que no corresponde a la imagen de obra de arte, como la

artesanía-arquitectura Restos de Pañul #1 de Sebastián Barrios, el paisaje-residuo Vista de

cerro de Tomás Quezada, el mineral-video Peñascazo de José Ulloa, la imagen-relato

Recordada Yolita de Ximena Vargas, las grafías-textiles de la Serie Negro sobre Blanco de

Petra Gajardo, las ilustraciones-tatuaje de María José León, las figuras-geometría de la

Serie Monolitos de Wladymir Bernechea. Y/o, en sentido inverso, que constituyen una obra

aún no habiendo sido producida por un/a artista, como las emulsiones-libro Aparcadero de

Rita Gajardo, el libro-recorrido 87 - Recorrido Visual Stgo-Rgua de Claudia Sánchez, y la

escritura-multimedia Letracuerpo de Patricio Gonzáles.


Las obras reunidas en «Lo real y la imagen» son incisiones e inscripciones de lo real. La

cualidad interdisciplinaria de cada una de estas hace eco a la idea y utilización del tiempo

"como un arma de resistencia frente a los regímenes hegemónicos de temporalidad." que

describe Miguel Ángel Hernández (2020, p. 16) en relación al arte contemporáneo de las

últimas décadas, en el cual identifica una serie de poéticas que toman al tiempo como

centro de reflexión. De modo similar, reconozco en estas propuestas la ejecución de una

serie de actos que proponen alternativas, formatos y formas propias de resistir a la imagen

introduciendo una imagen otra: la de lo real.


Bajo esta idea, entonces, hacer arte es habitar lo real desafiando a la imagen. Mientras la

imagen es aquello que vemos, lo real es aquello que experimentamos –no es más real lo

que existe, sino el sentido que le otorgamos y lo que hacemos con ello. Lo real, entonces,

se acerca más a la imaginación y a lo imaginario que a la imagen, terminando por

construirse a sí mismo. Y es que "La capacidad de ficción es poseedora de sus propias

magnitudes fuera de las leyes del mundo real, una geometría distinta, donde desde sus

propios ángulos y directrices es posible no solo crear mundos alternativos, sino también

compartirlos y acoplarlos a todo lo que la experiencia ya ofrece y que, a su vez, está

compuesto por ese mismo mundo levemente mutado que nace de la imaginación."

(Chiuminato y Rosales, 2019, p. 13).


Me parece que la emergencia de lo real por sobre la imagen sólo podía ser posible desde

un espacio que en el contexto artístico nacional es considerado periférico. Más allá de que

la mayoría de les artistas convocados en esta curaduría –y yo misma como artista a cargo–

ya no vivimos en la VI región y/o tuvimos que salir de ese lugar geográfico para aprender

sobre arte y comenzar a desarrollar nuestra práctica, pienso que el factor de proveniencia

no es menor en cuanto al nivel de imaginación que hemos podido incorporar en ella. Y

pareciera que el estar dentro es para nosotres posible por estar –o por haber estado– fuera.

Esto ha derivado en una especie de libertad de acción que, por un lado, ha expandido

nuestra idea de lo artístico y de lo creativo, y por el otro, ha hecho del arte un margen

espacio-temporal donde ocurren cosas. Donde ocurre el encuentro con lo real. Todo lo

demás es documentación, es imagen.


Fernanda Aránguiz M.

Santiago, diciembre 2021


BIBLIOGRAFÍA

CHIUMINATO, Pablo y ROSALES, Valentina (2019). LA IMAGINACIÓN el taller de la

mente. Santiago: Orjikh.

HERNÁNDEZ, Miguel Ángel (2020). EL ARTE A CONTRATIEMPO Historia, obsolescencia,

estéticas migratorias. Madrid: Akai.

GROYS, Boris (2008). El arte en la era de la bipolítica: de la obra de arte a la

documentación del arte. Londres: MIT Press.


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